sábado, 27 de octubre de 2012

Aprendo, aprendo y aun así sigo sin saber nada

Aprendí a ser fuerte y a no guardar rencor. Que el cielo es azul. Aprendí a a ver el lado positivo de las cosas, aunque a veces se me escape el verlas negativas o neutras. Que el infinito, puede ser infinito pero que muchas veces debemos darnos cuenta si resaltan el fin a pronunciarlo. Aprendí a que si no luchas, no ganas y a que si no nadas te hundes. Que si te caes, te levantas y miras al frente, siguiendo el camino como si nada. Aprendí que los pájaros vuelan, al igual los rumores.Que no hay que ilusionarse demasiado. Aprendí a soñar y cumplir mis sueños. Que a veces el remedio puede ser peor que la enfermedad.Me enseñaron a valorar a los demás, pero aun más a valorarme a mi misma. Que dos y dos son cuatro, y que donde caben dos caben tres. Aprendí a que la tierra gira alrededor del sol, y que algunas personas piensan que gira entorno a ellas. Que la gente puede ser muy falsa, y poseer dos caras. Aprendí a despertarme con el fin de cumplir todas mis metas y a comerme el mundo a pedacitos. Aprendí a saber confiar en quien debo confiar, y a darle mi cariño a las personas que realmente se lo merecen.



miércoles, 17 de octubre de 2012

He aprendido a reir delante de mucha gente, a llorar en soledad, he dejado a gente en mi camino,y sinceramente no las he echado en falta, las personas que me han querido acompañar lo han echo sin tenerles que pedir que lo hagan. He aprendido a vivir sin ningun amor, ni algún principe azul. Aprendi a dejar los sentimientos a un lado, a no ser de nadie, a pensar solo y únicamente en ellas, porque basicamente son las que me hacen feliz siempre.
Y por último aprendí a aprender de todos y cada uno de los errores.

domingo, 7 de octubre de 2012

¿Sabes qué? Me gusta reír, adoro sonreír, mostrar mi sonrisa al mundo... Que sepan que soy feliz, porque sí, yo también tengo problemas, como todos, pero intento que no me afecten, o al menos, no por mucho tiempo. Te sientes diferente si vas con una sonrisa en la cara aunque estés fatal, incluso acabas creyendo que no tienes problemas. Y cuando sonríes recuerdas que puedes hacer sonreír a alguien y transmitir tu alegría. Es la mejor medicina para los peores días.